13.11.06

CREACIONISMO, DISEÑO INTELIGENTE CONTRA EVOLUCIÓN, a cargo del Dr. Eustoquio Molina

Este resumen pretende explicar el contexto en que ha surgido el diseño inteligente y plantear algunos aspectos interesantes para el debate.

El origen del creacionismo se produjo con la aparición de las religiones y en ausencia de datos científicos, surgiendo una serie de mitos que llegan hasta hoy. Muchos científicos como Newton y otros (D’Orbigny) eran creacionistas, incluso Robert Boyle fue uno de los primeros en comparar el universo con un mecanismo de relojería. Sin embargo, el filósofo David Hume (1779) argumentó que el diseño es una analogía que puede servir para plantear hipótesis, pero que no es un criterio válido de prueba y verificación. El argumento religioso del diseño fue desarrollado por el reverendo Paley (1802) Teología natural, concluyendo que un reloj tiene un diseño muy complejo y hay que inferir que un creador (Dios) lo diseñó.

La creación literal bíblica comenzó a ser cuestionada por los datos geológicos y paleontológicos. Sin embargo, el detonante fue la obra de Darwin (1859) Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural, que desarrolló la teoría de la evolución, la cual implicaba que no se necesita apelar a una entidad sobrenatural para explicar el origen de los organismos y del hombre. En consecuencia, desde que el paleontólogo jesuita Teilhard de Chardin propuso el finalismo se considera a la Biblia como alegórica y simbólica, pero en EE UU algunas sectas religiosas se autodenominan creacionistas “científicos” y mantienen el creacionismo literalista. Estos son principalmente los protestantes fundamentalistas (Testigos, Mormones, etc.), quienes desde 1922 a 1929 consiguieron que se aprobaran leyes prohibiendo la enseñanza de la evolución en las escuelas. Entonces se produjo el juicio a Scopes y transcurrieron 40 años de prohibición y fuertes debates generados por los predicadores fundamentalistas. Estos consideran a la Biblia como un libro científico: creación en seis días, diluvio, etc. Según ellos los dinosaurios habrían coexistido con el hombre y se extinguieron porque no cabían en el arca de Noé. Sin embargo, en los ámbitos científicos la evolución se considera un hecho y los científicos discuten solo detalles del mecanismo.

La estrategia de los creacionistas ha sido, primero prohibir, después pedir igualdad de tiempo en la enseñanza y finalmente ha surgido el diseño inteligente que es religión disfrazada de ciencia, El argumento se está difundiendo como si fuera una gran novedad, pero es una idea antigua. La debilidad del argumento hizo que fuera abandonado por los teólogos. El movimiento del diseño inteligente fue creado hace 14 años. Anteriormente, Charles Thaxton (1984) El misterio del origen de la vida, fue un pionero del diseño en EE UU, ya que argumentó que la molécula de DNA en doble hélice es un diseño inteligente. Sin embargo, los principales proponentes en 1992 fueron:
  • Michael Behe (1996) La caja negra de Darwin. El reto de la bioquímica a la evolución, que argumenta que la vida es irreductiblemente compleja. Es el único fundador con artículos en revistas de prestigio catalogadas en el SCI 47 (H=15).
  • Willian Dembki (1998 y 1999), teólogo y matemático, es otro activo proponente. Solo se le conoce un artículo científico en el SCI 1 (H=0) sobre diseño inteligente.
  • Phillip Johnson es el más prominente portavoz, estratega y fundador del movimiento. Es abogado y no se le conocen artículos científicos, pero ha publicado muchos libros, algunos con títulos tan significativos como: (1990) El dogma de la evolución, (1991) Proceso a Darwin (traducido en 1995), (1994) Darwinismo: Ciencia o Filosofía, (1997) Derrotando al darwinismo, etc. Esto le supone un gran negocio editorial y mediático. Su estrategia consiste en sacar la Biblia del debate y distanciarse de los creacionistas literalistas. Además, afirma que la evolución es una nueva religión y una simple teoría aún no probada. Por el contrario, afirma que el diseño inteligente es ciencia. En este contexto están surgiendo bastantes adeptos y continúa la batalla del creacionismo en EE UU, siendo apoyada por conservadores como Ronald Reagan y George Bush.
En Europa nos llega el creacionismo protestante importado, pero no tiene tanto éxito ni genera tanto debate, aunque existen algunos intentos de destacados jerarcas religiosos y políticos de importar el diseño inteligente. En Europa existen algunas sectas autóctonas de fundamentalistas católicos que defienden el creacionismo literalista: el CESHE en el que milita Guy Berthault, quien pretende falsar el principio básico de la superposición de los estratos y se ha infiltrado en la geología francesa publicando algunos artículos en revistas del SCI 4 (H=2) y Maciej Giertych que pertenece a un partido ultraconservador, es eurodiputado, y han generado una gran polémica en Polonia al afirmar que la evolución es una mentira. Por otro lado, Roberto Fondi es un paleontólogo italiano, al que no se le conocen artículos de prestigio, es un creacionista radical y es seguidor del obispo ultraconservador Lefevre.

En España, uno de los grupos ultraconservadores más creacionistas es el Opus Dei y su principal ideólogo, Mariano Artigas, afirma que si el evolucionismo pretende dar respuesta a los interrogantes básicos de la existencia humana se convierte en una ideología pseudocientífica. Es decir, que la ciencia nada tendría que decir en estos temas y habría que buscar la respuesta en los dogmas religiosos.

Conclusiones:

  • El diseño inteligente es una nueva estrategia de la pseudociencia creacionista, es religión disfrazada de ciencia y es el banderín de enganche de la ultraderecha religiosa.
  • El argumento es muy débil, no es novedoso y podría formularse al contrario a como lo hace el diseño inteligente, es decir que hay mucha imperfección, injusticia y fallos en diseño de los organismos y del hombre.
  • Algunos científicos no expertos en evolución son militantes del diseño inteligente, y aquellos pocos que parecen conocer la teoría de la evolución están muy influenciados por el fundamentalismo religioso, o interpretan los datos de forma no plausible y pueden llegar a constituir casos de ciencia patológica.
  • Muchos científicos rigurosos en su especialidad son creacionistas moderados, ya que no tienen en cuenta las implicaciones de la evolución en sus creencias.
  • El diseño inteligente está teniendo poco éxito en España por tener ya bastante creacionismo, ya que siempre se ha enseñado la religión en las escuelas. Sin embargo, el mayor desarrollo científico y cultural en la España actual está dando lugar al avance del laicismo, a que ya no seamos la reserva espiritual de occidente y a que pocos crean en la pseudociencia del diseño inteligente.

ÉTICA, ECOLOGÍA, DERECHOS HUMANOS Y CULTURA EN RED, a cargo del Dr. Miquel Osset

1.- El paradigma en red
Frank T. Ventosick, en su excelente libro publicado en 2002 The genius within (“El genio del interior”) planteaba al lector una inteligente pregunta capaz de suscitar una reflexión más que notable. Decía Ventosick:
  • “Take my body and separate it into individual cells (…) Now place each cell into a separate test tube filled with life-sustaining nutrients. Am I still alive?”
Es evidente que no. Aunque ni una sola de las células de mi cuerpo hubiera dejado de existir en ese hipotético proceso, sí habríamos dejado de existir como ser vivo. Lo que entendemos por “vida” no está definido por las células en sí, sino por la manera en que las células están conectadas entre sí. Entender esto supone no sólo entender mucho mejor alguno de los principios fundamentales en el estudio de las Ciencias de la Vida, sino adoptar una perspectiva ante el hecho de la Vida radicalmente diferente a la adoptada por el fundamentalismo religioso: la vida no es un ente a salvaguardar, sino un proceso a salvaguardar. Un proceso en el que la conexión de sus elementos es la clave de su persistencia, añadiría seguramente Ventosick. La materialidad de los elementos que entran en juego en este proceso es mucho menos importante que la forma en que los elementos se relacionan entre sí y constituyen una red capaz, además, de “aprender”.

El paradigma en red es fundamental en las Ciencias de la Vida. Lo es por oposición al paradigma digital. En éste, cualquier mecanismo (u organismo) requiere de un conjunto de normas específicas y precisas para actuar de forma secuencial. Las normas vienen dictadas por el exterior al mecanismo y basta con disponer de sistemas de procesamiento suficientemente rápidos de información para ejecutar las normas. Por el contrario, en el paradigma en red (o “red neuronal”) no existe un conjunto predefinido de normas específicas y precisas procedentes del exterior que planifique el comportamiento del mecanismo. Éste define sus propias normas de actuación a medida que sus elementos interaccionan, aprenden de esa interacción y, en última instancia, “decide” qué hacer de un modo similar al modo en que opera nuestro cerebro: haciendo “camino al andar”…..

El paradigma en red ha sido empleado para comprender mejor el funcionamiento de una amplia variedad de sistemas: desde el sistema inmunológico hasta, por ejemplo, los ecosistemas naturales o las fluctuaciones de los mercados de valores. Es capaz de interpretar sistemas complejos a partir del análisis de las interacciones de sus miembros, ya sean éstas señales bioquímicas, impulsos eléctricos u órdenes de compra y venta de acciones. No hay incompatibilidad a priori que descarte un enfoque así para el campo de la sociología o de la cultura. De hecho, ya desde el siglo XIX y, muy en particular, desde los escritos de Herbert Spencer , ha existido una fuerte corriente favorable a sustentar técnicamente los fundamentos éticos del comportamiento humano en la biología. La aparición entonces de los escritos de Darwin (The Origin of Species y The Descent of Man) alimentó una visión de la ética muy condicionada por el paradigma darviniano de la lucha por la existencia. La Sociobiología resultante (también llamada en ocasiones “ética evolutiva”) es continuación de este paradigma y ha tenido en nómina a ilustres representantes (Huxley, Dobzhansky, etc…) y a neo-darwinistas sociales influyentes. Ha permitido, además, en ocasiones “proteger” un cierto discurso eugenésico muy estimado en ambientes políticos “comprensivos” con interpretaciones políticas simpatizantes de tesis racistas.

Lo cierto es que una lectura atenta de las fuentes, tanto de Darwin como de Spencer, matiza o incluso corrige esa interpretación estrictamente individualista que los sociobiólogos más influyentes han abonado a lo largo de los siglos. Tanto Darwin como Spencer señalaron en sus obras respectivas la importancia de los comportamientos cooperativos (incluido el altruismo…) en la evolución, ya fuera como estrategia adaptativa o como fruto resultante de la selección. El comportamiento social, intrínseco a la condición humana, permite a la luz de los propios paradigmas de Darwin y Spencer, defender el concepto de “selección de grupo” mediante estrategias cooperativas. Incluso el neo-darwinista Richard Dawkins, después de crear el paradigma del “gen egoísta” y de con ello pasar a ser adscrito a las filas de los neo-darwinistas, ha sido el principal divulgador, por analogía con el concepto de “gen”, del concepto de “meme” : unidad mínima de transmisión de información cultural a través de las generaciones. Éste concepto es sumamente discutible y ha sido ampliamente discutido en amplios sectores de la comunidad científica, pero, reconocida o no su validez, engarza con lo aquí expuesto: es un ejemplo de que pueden existir modelos de evolución sociológica o cultural que se basen en el paradigma de cooperación en red para interpretar su comportamiento.

2.- Derechos Humanos: naturaleza y cultura en red
El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos a partir de un amplio consenso internacional. El texto final de la Declaración fue el fruto de intensos trabajos previos, prolongados a lo largo de más de dos años, y de duras negociaciones entre las partes. Además de las contribuciones significativas de diversas Organizaciones No Gubernamentales, de la UNESCO, de especialistas diversos en Filosofía, Derecho y otras disciplinas, el redactado definitivo fue resultante también de dos factores fundamentales:

a) la cosmovisión imperante en 1948, poco después del final de la II Guerra Mundial
b) la correlación geoestratégica de fuerzas políticas propia de la incipiente Guerra Fría

Ello explica, por ejemplo, la inclusión en el redactado final del derecho fundamental a la Seguridad Social y a la educación universal, gratuita y obligatoria, pero también a la propiedad (en cualquiera de sus formas) y que, en cambio, quedaran excluidos el derecho a huelga o el derecho al uso de una lengua propia.

La interpretación según la cual existe una derivación sustancial de los Derechos Humanos a partir de la existencia de un supuesto Derecho Natural deja de lado los condicionantes del momento como factor a tener en cuenta en su consideración. Si, por contra, dotamos a éstos de una significación preponderante, podríamos inscribirnos en las tesis de Jacques Derrida en su crítica a Walter Benjamín, según las cuales es siempre la violencia fundadora el factor legitimante de toda Ley; una violencia que puede ser física o simbólica . La correlación de fuerzas políticas subyacente sería de este modo el único motor capaz de modificar el Derecho en un sentido u otro .

Afirma Derrida: “cada avance de la politización obliga a reconsiderar, es decir, a reinterpretar los fundamentos mismos del derecho tal y como habían sido calculados o delimitados previamente”,
y añade: “Esto fue cierto en la Declaración de los Derechos del Hombre, en la abolición de la esclavitud, en todas las luchas emancipatorias que están y deberán estar en curso, en todo el mundo, para los hombres y para las mujeres”

Ahora bien, ¿cuál es la “sustancia” de la politización a la que Derrida atribuye esa capacidad transformadora del Derecho? ¿Se trata de la lucha de clases? ¿de una nueva forma de oposición socioeconómica en clave de reelaboración neomarxista? Las tomas de posición pública de Derrida en sus últimos años así lo parecen atestiguar . Mi intuición, no obstante, me indica que, por el contrario, se puede formular una línea de reflexión e interpretación que remita a fuentes y referencias totalmente diferentes, y que hallen en el conocimiento científico de las Ciencias de la Vida un marco de sustentación teórica. No se trataría en este caso de fundamentar la Ética según un supuesto orden geométrico, tal y como pensaba Spinoza, sino de rastrear en las pautas del comportamiento de los sistemas complejos según el paradigma en red cuáles son los condicionantes que permiten a éstos consolidarse y evolucionar.

Las Ciencias de la Vida permiten acometer el estudio de sistemas complejos a nivel puramente bioquímico (como es, por ejemplo, el caso del sistema inmunológico), celular (como es, por ejemplo, el caso de la capacidad adaptativa de las poblaciones bacterianas) o ecológico (como es, por ejemplo, el caso del estudio de los ecosistemas). Existen pautas comunes que nos permiten interpretar por qué ciertos sistemas proliferan y otros no, por qué unos “mejoran” y otros no, por qué unos “evolucionan” y otros no. Sería extremadamente simplista trazar una línea recta que dedujera pautas éticas directamente a partir de estos aprendizajes. El filtro cultural y político es, en todo caso, imprescindible. A fin de cuentas, la preocupación por la Ética es una cuestión circunscrita al género humano, pero trazar líneas de aproximación entre el conocimiento científico de las Ciencias de la Vida y la Ética no es una quimera. Así, por ejemplo, para Platón conducirse bien (es decir, “éticamente”) respecto a algo era hacerlo de acuerdo con la naturaleza del asunto…

El paradigma evolutivo preponderante a lo largo de los últimos dos siglos ha sido el darwinista, el que ha visto en la lucha por la supervivencia de las especies el motor de consolidación de los cambios evolutivos. Se trataba de una lectura simplista y unilateral de Darwin. La investigación al respecto en el último tercio del siglo XX ha mostrado, no obstante, cómo factores no valorados suficientemente por Darwin en su momento sí tienen importancia a la hora de explicar ciertos fenómenos evolutivos. Las mutaciones neutras o las estrategias cooperativas entre especies y entre genes son ejemplos que eluden el paradigma. Un paradigma, por otra parte, que no ha sido nada ajeno a la cosmovisión del momento en el que fue formulado: el duro capitalismo industrial inglés del siglo XIX. Hoy en día sabemos que en la capacidad de auto-organización de los sistemas complejos (ya sean éstos ecosistemas o maquinarias bioquímicas) la Sinergia desempeña un papel muy significativo, hasta el punto de que algunas de las ventajas selectivas más relevantes en la evolución pueden explicarse a partir de procesos simbióticos o sinérgicos.

Así, por ejemplo, la presencia de mitocondrias en la maquinaria celular eucariota (tal y como ha sido formulado por Lynn Margulis) pertenece a ese conjunto de ventajas adaptativas en la evolución que se han adquirido a partir de procesos cooperativos. La cooperación existente entre las moléculas de ARN, ADN y proteínas, refinada a lo largo de miles de millones de años de evolución, el el armazón mismo del edificio sobre el que se construye el propio concepto de Vida

La escala, no obstante, en la que nos resulta más cómodo ubicarnos en ese intento de fundamentación científica de comportamientos éticos a partir del estudio de sistemas complejos es la escala ecológica. El ecologismo, en una de sus muchas variantes, ha intentado formular una ética a partir de los aprendizajes acumulados a lo largo del último siglo y formular a continuación una “ética de la sustentabilidad” al más alto nivel. Ésta ética de nuevo cuño, se afirma, “entraña un nuevo saber capaz de comprender las complejas interacciones entre la sociedad y la naturaleza” .

3.- Conclusiones
Es cada vez más obvia la interrelación existente entre el ser humano y su entorno, y cómo las influencias mutuas pueden ejercerse a favor o en contra de la sustentabilidad global del planeta. Las interacciones que entran en juego a la hora de definir un sistema tal como por ejemplo un ecosistema nos permiten deducir con más nitidez que a escala celular o molecular cuáles son las pautas que consolidan y mejoran el conjunto o que, por el contrario, amenazan su existencia. Son más visibles por su cercanía con nuestra experiencia inmediata. Esas pautas de interrelación viable con el entorno son las que permiten formular conceptos como, por ejemplo, el de “ciudadanía ecológica” . Son una modalidad posible de paradigma en red. ¿Es mucho suponer que la ética fundamentadora de la viabilidad de poblaciones humanas que se dota en el tiempo y en el espacio de instrumentos concretos a tal fin como la Declaración Universal de los Derechos Humanos pueda ser también una modalidad de paradigma, de cultura en red? Yo pienso que no es mucho suponer, que un paradigma de esta naturaleza es factible, pero precisa ser formulado con nitidez. Existen modelos de organización social “preferibles” en el sentido de que aseguran mejor que otros su propia pervivencia y que no amenazan al entorno en el que se desarrollan, sino que, por el contrario, crecen en retroalimentación positiva con él. No es excesivamente aventurado asignar a esos modelos de una carga ética superior a otros modelos que ponen en peligro su propia pervivencia y que degradan el entorno en el que se desarrollan. La ética así formulada se halla en íntima conexión con la viabilidad del sistema en cuestión, con la cultura que emana de un paradigma de cooperación en red capaz de garantizar la sustentabilidad global del planeta.

Miquel Osset Hernández

10.11.06

LA VIGENCIA DEL PENSAMIENTO EVOLUCIONISTA, a cargo del Dr. Jordi Agustí

Debemos a Charles Darwin la primera explicación científica solvente del hecho de la evolución biológica. Con su concepto de selección natural, Darwin fijó las bases para el desarrollo científico de una teoría de la evolución. La formulación original de la teoría de la selección natural, sin embargo, en la que el concepto de variabilidad jugaba un importantísimo papel, no explicaba ni el origen ni el mecanismo de transmisión de esta variabilidad.

Es por ello que tras su formulación, a finales del siglo XIX y principios del XX nos encontramos ante una gran número de teoría evolutivas alternativas a la selección natural, como el ortogenetismo o el mutacionismo. Todas ellas tienen en común el hecho de relegar la selección natural a un papel marginal dentro del proceso evolutivo.

La Teoría Sintética de la Evolución, propuesta a través de las obras de T. Dobzhanski, E. Mayr, G.G. Simpson, J. Huxley y L. Stebbins, consiguió conciliar la teoría de la selección natural darwiniana con la genética mendeliana y con el mutacionismo.

En paleontología, la Síntesis moderna postulaba una aparición lenta y gradual de las nuevas especies, lejos de ideas como el “monstruo prometedor” de Goldschmidt o el saltacionismo y catastrofismo de Schindewolf, ideas que provocaban una auténtica repulsión en el entorno de la revista Evolution.

Sin embargo, al rechazar de plano ideas como la aparición súbita de nuevas especies o la influencia del desarrollo ontogenético en la generación de nuevas formas, la Teoría Sintética envió al cajón de los recuerdos toda una tradición evolucionista de gran arraigo entre paleontólogos, embriólogos y morfólogos en general. Esta tradición fue recuperada efusivamente en los años 70 y 80 del pasado siglo por relevante paleontólogos como David Raup o, sobre todo, Stephen J. Gould, y por biólogos evolutivos como Pere Alberch. Estos autores enfatizaron el carácter no darwiniano de sus modelos (por ejemplo, en el caso del patrón de equilibrios puntuados) e incluso algunos de ellos llegaron a proponer que nos encontrábamos a las puertas de un nuevo paradigma de la teoría evolutiva.

En realidad, vista ya desde una cierta perspectiva, la propuesta de estos autores constituía una matización de determinados aspectos de la Síntesis neodarwinista, perfectamente compatible con el paradigma darwiniano. Sin embargo, al enfatizar el carácter no-darwinista de estos modelos, consciente o inconscientemente se transmitió la impresión de que el modelo darwinista de evolución estaba en crisis y ya no era válido. Esta corriente fue aprovechada por determinados reductos creacionistas para atacar a la Teoría de la Evolución y mostrar sus supuestas debilidades.

En la actualidad, sin embargo, superada la fase de impacto de las ideas de Stephen J. Gould, Niles Eldredge, Dave Raup y otros, e incorporadas con mayor o menor fortuna al corpus de la Biología evolutiva, podemos afirmar que el mecanismo propuesto por Darwin para explicar la evolución biológica sigue gozando de buena salud.

Jordi Agustí
ICREA-Institut de Paleoecología HumanaUniversitat Rovira i Virgili, Pl. Imperial Tarraco, 1. 43005 –Tarragona
jordi.agusti@icrea.es

CIENCIA Y PSEUDOCIENCIA: DIEZ AÑOS DE UNA ASIGNATURA PECULIAR EN LA UPC [1], a cargo del Dr. Manuel Moreno

Resumen
En un mundo fundamentalmente tecnológico, una de las grandes paradojas es la inclinación cada vez más patente hacia aspectos pseudocientíficos. El debate y la discusión alrededor de estos temas permite desarrollar y formar una mentalidad racional, crítica y escéptica a la vez que imaginativa. Con esta idea en mente y aprovechando la reforma de las titulaciones universitarias, propusimos la asignatura de libre elección Ciencia y Pseudociencia.

Desde el curso 1997-1998 se viene impartiendo sin interrupción y cumplirá, este año, su décima edición. Dirigida a estudiantes de ingeniería de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC), la asignatura ha sido desarrollada por profesores de los departamentos de Física e Ingeniería Nuclear y de Matemática Aplicada y Telemática e impartida en la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería de Vilanova i la Geltrú (EPSEVG). La han cursado alrededor de 250 estudiantes de ingeniería. Su carácter multidisciplinar, la experiencia adquirida por los propios profesores (fruto de la continua y fructífera interacción con los estudiantes), la buena acogida que ha tenido, así como las expectativas creadas, son algunos de los elementos que convierten a esta experiencia en altamente interesante y recomendable.

En esta comunicación exponemos las conclusiones acerca de esta experiencia singular y, hasta el momento presente, única en el panorama docente reglado universitario del país.


1. Motivaciones

¿Tienen los ingenieros que estamos formando una idea clara de lo que es ciencia y de lo que no lo es? ¿Serán, por ejemplo, capaces de rechazar de plano el diseño de una supuesta máquina de movimiento perpetuo o, por el contrario, cederían a las elucubraciones de algún iluminado y le dedicarían innumerables horas de vano esfuerzo?

Esta preocupación es tanto más importante en los actuales planes de estudio, cuya implementación práctica ha llevado consigo una fragmentación del conocimiento y una especialización que impide reflexionar sobre el todo y deja en un segundo plano las ideas fundamentales. Las asignaturas de libre elección vienen a cubrir, en su idea original, el déficit humanístico de los estudios de ingeniería y no cabe duda de que constituyen el marco adecuado para tratar el tema que proponemos. La asignatura de libre elección Ciencia y Pseudociencia (CIPS) nació pues con la intención de promover la reflexión sobre el método científico, el espíritu crítico y la discusión racional sobre los fenómenos paranormales y materias relacionadas.

Antes de empezar a describir la asignatura cabe efectuar una última reflexión. Se puede argumentar que nuestra sociedad no ha experimentado de hecho ningún aumento de la irracionalidad a lo largo del siglo pasado y de lo que llevamos de éste, y que, simplemente, se ha producido un trasvase de creyentes de las religiones tradicionales a toda clase de cultos esotéricos. Aunque esto puede ser cierto, los nuevos credos esotéricos tienen, en su mayor parte, un elemento que los distingue de las antiguas religiones: proclaman la fundamentación científica de sus postulados, buscando la cobertura que el prestigio de todo lo científico ha conseguido en los últimos 300 años. Sólo cabe fijarse, por ejemplo, en el lenguaje utilizado por la astrología y el uso que hace de las matemáticas elementales para calcular las posiciones de los astros, o en las invocaciones a la mecánica cuántica y a supuestas energías que efectúan numerosos defensores de los fenómenos paranormales. Es por ello que se hace imprescindible dotar a cuanta más gente sea posible, y en particular a los futuros ingenieros, de las herramientas conceptuales y el sentido crítico necesarios para distinguir la verdadera ciencia y detectar el fraude y la insensatez.

2. Objetivos, contenido y desarrollo de la asignatura

La carga académica de la asignatura CIPS es de 3 créditos, es decir, 30 horas lectivas, distribuidas a lo largo de 10 semanas. A la largo de estos años, la asignatura ha contado con la participación de 2 profesores del Departamento de Física e Ingeniería Nuclear y 4 del Departamento de Matemática Aplicada y Telemática de la UPC. Lo habitual es que en cada edición haya 3 y hasta 4 profesores implicados.

Los objetivos genéricos perseguidos se resumen, tal como consta en la ficha informativa de la asignatura (http://www.upc.es), en:
  • Fomentar el espíritu crítico y escéptico, imprescindible en el ámbito científico y técnico
  • Proporcionar argumentos para defenderse y combatir el pseudocientifismo y las pseudociencias y los fenómenos presuntamente paranormales
  • Aplicar el método científico
Con algunas variaciones introducidas a largo de las diferentes ediciones, el curso se ha estructurado en cinco fases de duración muy dispar:
  • Respuesta a un cuestionario orientativo
  • Exposición y debates sobre el método científico y la pseudociencia
  • Realización y exposición de los trabajos realizados por los estudiantes
  • Realización de dos experiencias paranormales
  • Evaluación y valoración de la asignatura
En la primera sesión se proporciona a los estudiantes (una media de entre 25 y 30 por curso), un cuestionario con el que se pretende pulsar su opinión sobre toda la panoplia de fenómenos paranormales y extraños, así como su percepción de la ciencia, tanto desde el punto de vista metodológico como social. Las conclusiones que se obtienen del análisis de las respuestas son que nuestros estudiantes reconocen la importancia de la ciencia y al mismo tiempo no tienen las ideas muy claras sobre el método científico; en general son incrédulos acerca de la mayoría de fenómenos paranormales, pero dejan la puerta abierta a que algunos de ellos, en especial los que tienen que ver con la salud o el potencial de la mente, puedan incorporarse en el futuro al cauce de la ciencia; incidentalmente, siempre existe algún grupo de estudiantes que reconoce haberse matriculado de la asignatura sin saber muy bien de qué va e impulsados por la necesidad de cubrir sus créditos de libre elección. Finalmente, cabe destacar, en alguna edición, la presencia de algún estudiante creyente en casi todos los aspectos de lo paranormal. Acostumbra a jugar un papel destacado en los debates al erigirse en el antagonista de las argumentaciones del profesor o de sus propios compañeros.

La segunda parte del curso, y la más extensa, consiste en discusiones en torno a un tema propuesto dirigidas por uno o más profesores. En primer lugar, se presenta la información relevante y, a continuación, se organiza la discusión con los estudiantes. Debemos remarcar aquí la importancia de considerar que la presentación de los temas debe ser lo más neutral posible. Debe rehuirse la fácil tentación de ridiculizar a los creyentes, lo que puede provocar reacciones no deseadas entre los estudiantes (aunque hay que indicar que, a lo largo de las discusiones subsiguientes, son los propios estudiantes los que acostumbran a efectuar los comentarios más satíricos y sarcásticos).

Los temas discutidos abarcan toda la panoplia de los fenómenos pseudocientíficos. El tema inicial está consagrado al método científico. Se sientan las bases para diferenciar ciencia de lo que no lo es. Se aprovecha también para comentar aspectos de actualidad (fraude científico) o históricos (ciencia patológica) que tienen que ver con las malas prácticas en las que también incurren, a veces, los científicos. La selección de una pseudociencia u otra está también en función de los intereses de los estudiantes matriculados y de la disponibilidad del profesorado responsable. Los temas tratados se distribuyen en los bloques siguientes:

  1. ¿Qué es eso que llamamos ciencia?
  2. Algunas razones para ser escépticos: el papel de la ciencia y la responsabilidad del científico
  3. Presentación y análisis crítico de diversas pseudociencias:
  • El porqué de las pseudociencias
  • El escéptico ante la astrología y el milenarismo
  • El escéptico ante el mito OVNI o el enigma que nunca existió
  • El escéptico ante la parapsicología y los poderes, fenómenos y seres extraños.

La tercera parte del curso consiste en la exposición pública de trabajos desarrollados en grupo a lo largo de las semanas anteriores. También en este caso la exposición va seguida de discusiones con los profesores y el resto de estudiantes. A modo de ejemplo, de entre el centenar de trabajos presentados, podemos destacar, por su temática y realización práctica, los siguientes:

  • Psicofonías en Belchite. Grabación del trabajo de campo de obtención (sin demasiada suerte) de psicofonías en el pueblo aragonés de Belchite.
  • Ouija y espiritismo Grabación de una (infructuosa) sesión de contacto con el más allá.
  • Ovnis en Montserrat. Grabación de una reunión para la observación ufológica en la mítica montaña de Montserrat y entrevista al responsable (imagen censurada por el interfecto).
  • Horóscopos y predicciones. Análisis de los (dispares) pronósticos astrológicos publicados en la prensa escrita a lo largo de una semana
El tema de las psicofonías es bastante apreciado por estudiantes de Ingeniería de Telecomunicaciones que acostumbran a emplear técnicas de análisis de sonidos, etc. para analizar los registros magnetofónicos. Los estudiantes de ingeniería Mecánica han realizado trabajos sobre la ejecución de las grandes obras arquitectónicas de la antigüedad (pirámides, líneas de Nazca, etc.). Estudiantes de Ingeniería Química han estudiado los efectos de algunas sustancias alucinógenas y objetos mágicos y su conexión esotérica.

La cuarta parte del curso consiste en la realización de dos experiencias (una obligatoria y otra a escoger) y en la elaboración de un informe-resumen de los resultados obtenidos. Las experiencias se abordan como si de un trabajo científico se tratase, es decir, sin ningún juicio preconcebido. Se escogen de la siguiente lista:
  • La Carta Astral. Elaboración, a mano, de una carta astral. Experiencia obligatoria. Al margen de aprender una manera de ganarse la vida (¡) se aplican conocimientos astronómicos (uso de un simulador de un planisferio celeste) para representar la posición de los astros el día del nacimiento.
  • El Péndulo. Valoración del potencial de un péndulo simple como artilugio para predecir acontecimientos.
  • La Pirámide. Análisis de los supuestos efectos de conservación y preservación de alimentos, útiles cotidianos (cuchillas de afeitar), etc. de una estructura piramidal construida a escala.
  • La Rueda de la Energía. Estudio del potencial telequinésico (capacidad para mover objetos a distancia con el sólo concurso de la mente) del individuo.
(ver experiencias en este enlace, se debe hacer click cada vez para que aparezcan las imágenes, presentación hecha con power point)

A remarcar que, tras centenares de informes de resultados sobre cada una de estas experiencias, no hemos hallado aún ninguno positivo totalmente irrebatible (¿Lo habremos intentado poco?). Hasta el momento presente, no hay ningún candidato fiable poseedor de los poderes paranormales anunciados. Véase, en el apéndice que acompaña este texto, el guión correspondiente a cada una de estas experiencias.

Finalmente, la quinta parte del curso consiste en un acto evaluativo en el que los estudiantes deben contestar por escrito cierto número de cuestiones con las que se pretende comprobar su capacidad crítica, que pretendemos haya aumentado a lo largo del curso, así como algunos conocimientos factuales elementales.

La calificación del estudiante se obtiene a partir del trabajo por escrito y de los informes de las experiencias realizadas (80%) y de la prueba final (20%). En la valoración del trabajo por escrito se tiene en cuenta la coherencia de la exposición y su presentación formal (estructuración, conclusiones, bibliografía).

Los temas tratados en un curso como éste son de tal extensión e implicación que, si no se dirige el debate con cuidado, pueden degenerar, fácilmente, en discusiones desorganizadas, estériles y con argumentos sin ningún valor desde el punto de vista lógico (sólo hay que contemplar, como referencia, los lastimosos debates que sobre estos temas se producen en numerosos programas de las televisiones públicas y privadas). Tal como ya hemos indicado, hemos intentado en todo momento evitar el sarcasmo, sobre todo teniendo en cuenta que entre los estudiantes figurar alguno proclive a defender la autenticidad de casi todos los fenómenos presentados e intenta argumentar sus posiciones con la máxima coherencia posible. La participación es uno de los aspectos metodológicos clave dada la reticencia habitual de los estudiantes a participar en clase, acostumbrados como están a ser receptores pasivos de información.

Además de aportar la información básica y la guía necesaria, nuestra función como profesores consiste en plantear cuestiones que arrojen dudas sobre la coherencia de los argumentos paranormales. Por ejemplo, si las pirámides son un testimonio de una civilización ultraavanzada, ¿por qué no contienen ningún elemento metálico, ya no digamos sintético, en su estructura? ¿Qué pasa con los horóscopos realizados antes de 1930, cuando aún no se había descubierto un astro (obviemos su consideración como planeta) como Plutón?

Hemos intentado también insistir en que uno no debe dejarse llevar nunca por argumentos de autoridad. Por ejemplo, un físico no tiene ninguna cualificación para controlar experimentos de telequinesia; es mucho más adecuado contar con la ayuda de un mago profesional que pueda descubrir alguna irregularidad o truco. Un piloto de avión no es nadie en especial para determinar distancias o velocidades de fenómenos extraños a los que, por definición, no está acostumbrado.

Finalmente, cuando discutimos los fenómenos parapsicológicos, intentamos poner en alerta a los estudiantes frente a las trampas y defectuosas inferencias que los no expertos pueden realizar a partir de datos estadísticos. Aquí resulta muy útil el que la mayoría de estudiantes han realizado un curso de métodos estadísticos que incluye test de hipótesis. En este sentido, hemos realizado una experiencia de predicción de gran impacto en clase: el problema del aniversario. Está basado en la elevada probabilidad de que en grupo un relativamente numeroso de personas (a partir de 25 funciona bien) existan al menos dos que celebran su aniversario el mismo de día[2].

El material de soporte utilizado consiste básicamente en:
  • Libros que defienden tesis pseudocientíficas. Disponibilidad de una nutrida colección de libros de este género, desgraciadamente demasiado abundante, que incluye los textos ya clásicos de Erich von Däniken, Peter Kolosimo o J. J. Benítez.
  • Libros de corte crítico y escéptico. Se han utilizado los escasos textos de autores como James Randi, Martin Gardner, Carl Sagan y Paul Kurtz, entre otros. Obras que cubren en buena medida la mayoría de tópicos del género y que, adquiridas a lo largo de estos años, se hallan disponibles en la biblioteca de nuestro centro.
  • Artículos de revistas pseudocientíficas y escépticas (El Escéptico, Skeptical Inquirer)
  • Direcciones de Internet de conocidas asociaciones escépticas: ARP, CSICOP.
  • Material videográfico diverso. Grabaciones de algunos programas de televisión, donde este tipo de temas gozan de un gran predicamento. Aportaciones originales de trabajos de estudiantes de cursos anteriores.
  • Fragmentos de filmes y series de TV que muestran elementos pseudocientíficos en sus tramas presentándolos como posibilidades reales o bajo la falaz, aunque mediática, coletilla “basado en hechos reales” (Ghost, El exorcista, Señales, Expediente X, etc.)[3].
  • Presentaciones confeccionadas por los profesores.
3. Valoración de los estudiantes
Al final del curso, junto a la realización de la prueba final evaluatoria, los estudiantes expresan, de forma anónima, su opinión personal sobre la asignatura que acaban de cursar. Debe tenerse en cuenta que no se trata de un cuestionario preestablecido, sino que cada cual manifiesta libremente su opinión. Pese a que este planteamiento implica, en principio, una gran dispersión de las respuestas, hemos comprobado que éstas se agrupan de forma natural en una serie de apartados fácilmente identificables:
  • Apreciación global del curso. Es positiva en todas las respuestas. Los calificativos aplicados son diversos, predomina el de interesante y varía desde distraído/divertido hasta bien o muy-muy (sic) bien. También llaman la atención las opiniones sobre el carácter original del curso, poco común, ocasión para conocer nuevos temas o motivo de reflexión sobre cosas en las que nunca había pensado. En resumen: Una asignatura curiosa y hasta entretenida. Diferente. Entretenida. Una asignatura que recomendaría. Muy provechosa.
  • Contenidos específicos. Aparte de opiniones, muy subjetivas, sobre temas que, por su mayor o menor atractivo, deberían incluirse o excluirse en el curso, en general se manifiesta la idea de incluir más temas y aumentar la profundidad de su tratamiento. (¿Qué docente no firmaría por este tipo de opiniones acerca de la materia que imparte?)
  • Organización del curso. Muchas opiniones sobre este tema inciden en el interés de los debates entre los estudiantes y la necesidad de fomentar y aumentar la participación. Otros reclaman más presencia de medios audiovisuales. Aspecto éste que hemos ido rellenando a lo largo de las sucesivas ediciones. Los estudiantes valoran muy positivamente la disponibilidad del material del curso (presentaciones, etc.) en el Campus Virtual e Intranet de la asignatura, previo a la discusión en clase.
  • Actitud de los profesores. Ciertas respuestas aluden a este aspecto en un tono crítico considerando que los profesores tendrían que ser más neutrales, aceptar todos los puntos de vista en igualdad de condiciones y señalando la postura despectiva de algunos respecto a los creyentes. Una de estas respuestas aprovecha en beneficio propio los argumentos en que se basaba el planteamiento del curso con un punzante consejo final: sed más escépticos, dirigido a los profesores.
A continuación, y a título de ejemplo, recogemos una sucinta y variopinta selección de las opiniones anónimas vertidas (en su redactado original), escogidas de entre las más de 200 disponibles.

Curso 1999-2000
  • Esta asignatura debería cursarse en la EGB. Tengo amigos que creen en estas cosas (espíritus) y muchas veces no encontraba argumentos para defender una postura rígida de la ciencia. Aunque es difícil convencerlos, lo más divertido es discutir con ellos.
  • Muy interesante y divertida... Aunque eso de las experiencias prácticas lo encuentro una tontería porque si de entrada ya sabes que no funcionará, ¿por qué hay que hacerlo? Me ha gustado bastante aunque mis compañeros de piso se reían de mí porque me veían leyendo revistas de ovnis y haciendo cartas astrales.
  • Me ha hecho reflexionar sobre algunos temas.
  • Hemos aprendido a dar argumentos para poner en entredicho cosas que antes no sabíamos cómo hacerlo.
  • La asignatura en sí me ha gustado, aunque en casa me dicen que estoy loco.
  • Hace que la hora de la sobremesa sea más interesante.
  • Una “metodología” muy útil para que no nos tomen el pelo los muchos vividores que hay sueltos por la vida.
  • Tiene un buen ritmo porque es el estudiante quien aporta su participación con la exposición de trabajos y al realizarlos emplea el método científico.
  • Me he divertido mucho y me ha gustado aprender a hacer una carta astral (¡aunque no sirva para nada!). Ha sido más útil de lo que esperaba.
  • Te hace reflexionar sobre cosas que pasan a tu alrededor... Tendrían que haber dos bandos para poder contrastar [opiniones].
  • La asignatura es muy escéptica... No se puede ser extremista.
  • Si SAAS [Simulaciones en Astronomía] me ha gustado, CIPS me ha fascinado. Me gusta la idea de que se nos incite a analizar científicamente hechos que puedan considerarse “extraños”.
  • Se aprende a ver las cosas desde una perspectiva imparcial. Sin creer todo que se oye, pero sin descartarlo de buen principio. Como mínimo pensar un poco y buscar razones para ver si es o no aceptable.
Curso 2002-2003

  • Valoración general muy buena. Los temas tratados son curiosos y atraen la atención.
  • Muy interesante que existan asignaturas como ésta. Es muy entretenida. ¡Seguid así!
  • Valoración muy buena. Es realmente interesante y amena y creo que trata temas receptivos para estudiantes como nosotros. Para mí, lo más importante, es que nos hace PENSAR y razonar. Pero, como se trata de hacer una crítica, encuentro que deberían tocarse más temas con más profundidad y estudiar casos y anécdotas más concretos... Algún profesor ha faltado algunos días y esto nos ha hecho perder horas de clase.
  • Es de destacar la misión de esta asignatura para darnos la base o explicación científica que nos permite poner en dudar estos fenómenos.
  • Me ha gustado la asignatura ya que empuja al alumno a pensar y argumentar sus actos y no como en muchas otras en que se le empuja a actuar mecánicamente.
  • Se podría dedicar más tiempo a los temas paranormales y sobre todo a la realización de las prácticas.
  • Ayuda a acabar de “descubrir” las farsas y engaños generales que existen sobre estos temas y a pensar de forma científica a la hora de tratarlos. Es decir, de una forma más analítica y realista.
  • Simplemente decir que ha sido la asignatura de libre elección más interesante (por ser diferente) que he cursado en la universidad. Una manera de hacer pensar un poco, que buena falta nos hace, en algunos asuntos y, en general, podríamos decir. Por tanto, hago una valoración positiva de la asignatura, que ya es decir en los tiempos que corren.
  • Es buena para hacer ver a la gente que muchas cosas de la vida son un engaño y también para saber hacer valoraciones razonables de cualquier hecho.

Curso 2003-2004
  • Te enseña a ver las cosas de una manera más crítica y a no tragártelo todo porque lo digan bien dicho o lo diga alguien importante.
  • Me ha servido para aumentar mi espíritu crítico.
  • Se podrían hacer más experiencias o ejercicios prácticos en clase como los de numerlogía aplicada a nuestros nombres y buscar el 666 en palabras corrientes.
  • La asignatura está muy bien. El único punto a discrepar es que vais demasiado “a saco” contra todo. Con los argumentos que dais nadie tiene posibilidades de contraatacar...
  • Me ha gustado. Nos da argumentos sólidos para poder llegar por nosotros mismos a obtener algunas conclusiones,

4. Conclusiones

La conclusión global sobre nuestra experiencia con la asignatura de libre elección CIPS es altamente positiva y gratificante. En particular, constatamos que la mayoría de estudiantes matriculados tienen un espíritu crítico superior al que esperábamos. Un componente que, a tenor de los comentarios manifestados, los estudiantes esperan ejercitar en otros ámbitos incluidos aquellos relacionados con la vida cotidiana.

En el lado negativo, hay que destacar el bajo conocimiento, por otra parte natural, que los estudiantes tienen del método científico y del proceso de aceptación de las teorías científicas. Es sorprendente también, dada la gran cantidad de programas de radio y televisión y de revistas pseudocientíficas, el desconocimiento que tienen nuestros estudiantes de algunos temas estrella del mundillo paranormal, como la Atlántida, el caso Roswell o la numerología de las pirámides. Aunque es difícil extrapolar, éste es un dato en cierto sentido esperanzador.

Como elemento de autocrítica, debemos indicar que para posteriores ediciones de la asignatura habrá que intentar acotar la selección de temas para los trabajos de los estudiantes, evitando su concentración en ciertas áreas. Tendremos también que reformar el cuestionario previo para que sea posible extraer conclusiones estadísticas. Y, por descontado, deberemos intentar mejorar y aumentar la calidad de los materiales docentes tanto escritos como audiovisuales de modo que faciliten el desarrollo del curso.

Dado el desconocimiento generalizado del método científico y del proceso de elaboración y publicación científica que tienen nuestros estudiantes, tal vez sea conveniente profundizar un poco más en estas cuestiones y mostrar ejemplos reales de procesos que han llevado a avances científicos significativos. Incluso sería interesante entrar en los detalles del proceso de publicación científica, con algún caso particular de los propios profesores de la asignatura.

En resumen, una experiencia interesante y consolidada que pensamos debería extenderse a otros ámbitos docentes (ESO, secundaria) y de divulgación y comunicación de la ciencia (público en general). Un kit de autodefensa para hacer frente, en concreto, a las pseudociencias y, en general, para desenvolvernos adecuadamente en el complejo mundo en que vivimos.

NOTAS
[1] Actualización de la comunicación "Ciencia y pseudociencia: la experiencia de una asignatura multidisciplinar", presentada en el VI Congreso Universitario de Innovación Educativa en las Enseñanzas Técnicas (M. Moreno et al., Servicio de Publicaciones de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, Tomo III, p. 431-437, 1998).
[2] Este tipo de teatralizaciones resultan muy espectaculares aunque requieren de la vena artística del profesor. Para compersarlo y dado su enorme utilidad, hemos previsto para este curso el concurso de famosos dobladores de cucharas, como Juan Soler, de ARP, que nos deleitará con sus dotes paranormales.
[3] Para un análisis del uso del cine y las series de TV como elemento didáctico en este campo puede consultarse el trabajo del autor: De El exorcista a Expediente X: pseudociencia y cine, en el texto colectivo: Ingenieros del pasado (C. Gallego (coord.), Ed. Sirius, en prensa).

Manuel Moreno
Dep. Física e Ingeniería Nuclear
EPSEVG, Universidad Politécnica de Catalunya
manuel.moreno@upc.edu

3.11.06

ESCEPTICISMO POLITICO, del Dr. Mario Bunge

Según una opinión muy difundida entre los italianos, la gente se divide en dos clases: los furbi, o pícaros, y los fessi o tontos. Y, como lo sugieren los éxitos pasados de Silvio Berlusconi, uno de cada dos italianos han admirado más a los furbi que a los fessi. Escuche lo que sigue para no caer en la ignominiosa categoría de los fessi.

Durante dos milenios los filósofos escépticos nos han alertado contra las supercherías religiosas y los fraudes intelectuales. Pero ninguno de ellos, ni siquiera Sexto Empírico en la Antigüedad, ni Francisco Sánches en el Renacimiento, ni David Hume en la Ilustración, ni Bertrand Russell en el siglo pasado, nos han advertido contra los espejismos y crímenes políticos, pese a que ellos son mucho más peligrosos que cualquier superstición.

En lo que sigue procuraré reparar esta omisión. Argüiré que, aunque en materia política todos somos tuertos, más vale que el ojo vidente sea escéptico. Y, para que no se crea que predico el escepticismo político radical y destructivo, o sea, el anarquismo, empezaré por distinguirlo del escepticismo moderado o puramente metodológico que recomendara Descartes y que se practica en ciencia y en técnica, a saber, el que recomienda dudar antes y después de creer.

1. ESCÉPTICOS RADICALES Y MODERADOS
Se cree comúnmente que los escépticos no tienen creencias. Esta creencia acerca de los escépticos es falsa, ya que sin creencias de algún tipo –por ejemplo, que conviene mirar a ambos lados antes de cruzar la calle– no sobreviviríamos. Las creencias, pues, son fuentes de acción. Quien nada cree nada hace y por lo tanto vive aun peor y menos que el dogmático.

Contrariamente a lo que sucede con los gusanos, en los humanos el estímulo no causa directamente una respuesta, sino que es refractado por un sistema de creencias. Esto explica por qué un mismo estímulo, tal como una frase, provoca una reacción en Fulano y otra diferente en Zutano. Por ejemplo, la expresión ‘justicia social’ alarma al conservador pero atrae al progresista.

Desde luego, no todas las creencias son equivalentes: unas son más verdaderas o mejores que otras. El dogmático es esclavo de creencias que no ha examinado críticamente, de modo que se arriesga a obrar mal. El escéptico radical, el que nada cree, no está al abrigo de toda creencia, sino que es víctima de creencias ajenas. En cambio, el escéptico moderado, el que sopesa ideas antes de adoptarlas o rechazarlas, está en condición de actuar racional y eficazmente. En otras palabras, mientras el escéptico radical es nihilista, el escéptico moderado es constructivo. Y lo que construye, a diferencia del edificio dogmático, no se desploma al primer temblor, porque ya ha pasado pruebas escépticas.

Entre los sistemas de creencias figuran las ideologías, o sea, los cuerpos de ideas acerca de la naturaleza del mundo, del más allá, de los valores y de las normas morales y políticas. Las creencias ideológicas suelen ser las más fuertes. Tanto, que muchos científicos eminentes, que rechazaron todas las pseudociencias consabidas, se aferraron a dogmas religiosos o políticos.

Por ejemplo, Theodosius Dobzhansky, uno de los padres de la síntesis de la biología evolutiva con la genética, fue un ferviente cristiano. El gran biólogo J. B. S. Haldane y el no menos insigne físico John D. Bernal fueron estalinistas tan ortodoxos que defendieron los disparates de Trofim Lysenko, el enemigo de la genética cuyas hipótesis pseudocientíficas hicieron retroceder a la agricultura soviética. O sea, que una sólida formación científica no vacuna contra la pseudociencia. Para vacunarse hay que combinar la actitud científica con el análisis metodológico. Esto vale tanto para el conocimiento como para la política.

Casi todos enfrentamos los acontecimientos políticos con algún preconcepto ideológico: progresista o reaccionario, neoliberal o socialista, secular o religioso, etc. Esto es inevitable pero azaroso, porque las ideologías son respuestas prefabricadas a estímulos esperables, y la realidad social es en gran medida impredecible porque la vamos haciendo poco a poco y en forma más improvisada que científica. Por este motivo hay que poner especial cuidado en la formación y propagación de una ideología.

Sin embargo, el enfoque ideológico no es un obstáculo a la comprensión de la política si se está dispuesto a reexaminar de tanto en tanto los principios de la ideología en cuestión, para verificar si se ajustan a la nueva realidad, a la moral y a nuestras aspiraciones legítimas. Seamos escépticos pero moderados, no radicales. O sea, adoptemos el escepticismo metodológico y rechacemos el escepticismo radical, porque se niega a sí mismo y es puramente destructivo.

El buen demócrata es un escéptico moderado porque está alerta a las posibles violaciones de las reglas democráticas: al fraude, la corrupción, el cercenamiento de las libertades básicas, la agresión militar, etc. En cambio, el escéptico radical, el que nada cree, se pone al margen de la política, y con ello se hace víctima de ella. Al dogmático le va igual que al escéptico radical: también él se pone a merced de los demás en lugar de actuar conscientemente por el bien común y contra quienes cometen acciones antisociales. En resumen, el buen demócrata no obedece ni desobedece ciegamente: todo lo examina y sopesa.

En lo que sigue intentaré alertar contra minas terrestres de siete clases que acechan a quien se aventure a caminar por el terreno político: confusión, error, exageración, profecía, engaño, pagaré, maquiavelismo y crimen. No lo haré para alejaros de la política sino, muy por el contrario, para instaros a que participéis en ella con ojo escéptico antes que cegados por dogmas o ilusiones infundadas.

2. CONFUSIONES
Confundir es identificar lo distinto. La confusión puede ser involuntaria o deliberada. La confusión involuntaria es el precio que pagamos por la ignorancia, el apresuramiento, la improvisación o la superficialidad. La confusión deliberada, en cambio, es un delito, ya que es un engaño. Esto ocurre, por ejemplo, cuando se identifica la libertad con la libre empresa o el libre comercio, el derecho a la defensa con la agresión armada, la socialización de los medios de producción con la estatización, y la propaganda con la información.

Una de las confusiones más difundidas y provechosas en política es la identificación o confusión de los dos tipos de terrorismo: el de arriba o de Estado, y el de abajo o de grupo clandestino, tal como el que practican las organizaciones paramilitares, con apoyo estatal o sin él.

Esta confusión es políticamente provechosa porque permite tildar de terroristas a los guerrilleros que toman las armas para hostilizar a un gobierno opresor o un ejército invasor. Más aun, a veces el Estado recurre a los mismos medios que usan los terroristas de abajo: castigo colectivo, intimidación, ejecución sumaria, tortura, o exacción. Este recurso es ilegal porque hace a un costado el tribunal ordinario, único facultado para juzgar los crímenes al por menor. Un gobierno que utilice esos recursos extralegales carece de legitimidad legal y moral. Un Estado auténticamente democrático no puede darse el lujo de usar los mismos métodos de quienes combaten la democracia. Hacerlo es pura hipocresía.

3. ERRORES
El error es tan común en política como en ciencia, pero la corrección del error es menos frecuente en política que en ciencia, porque al político común le interesa más el poder que la verdad. Además, el político puede cometer errores morales, o sea, delitos de distintas envergaduras, desde el engaño al electorado hasta la agresión, mientras que lo peor que puede hacer un científico es cometer fraude, lo que es grave dentro de la comunidad científica pero no toca a la ciudadanía.

Los errores políticos más comunes son los tácticos y los estratégicos. Los errores tácticos, o técnicos, son mucho más fáciles de corregir que los estratégicos, ya que éstos involucran principios y metas. Un error estratégico común es el oportunismo, tal como aliarse con el enemigo de nuestro enemigo con el solo fin de derrotar al adversario. Este es un error grave porque involucra traicionar principios básicos.

Otro error del mismo tipo es tomar en serio la llamada ley de Hotelling (?), conforme a la cual siempre conviene desplazarse hacia el centro del espectro político, para capturar votos del adversario. Esta estrategia electoral puede dar resultados inmediatos, pero a la larga es suicida, porque a medida que se esfuman las diferencias entre los partidos se debilita la motivación del votante para elegir entre ellos: prefiere quedarse en casa, aduciendo que, puesto que todos son iguales, no tiene caso elegir entre ellos.

4. EXAGERACIONES
En política suelen cometerse errores de evaluación, en particular exageraciones y subestimaciones. Por ejemplo, los demócratas tenemos la tendencia de tachar de fascistas a los autoritarios incluso a los conservadores. En particular, acusamos de dictadura a cualquier gobierno que conculque algunas libertades democráticas, aunque no encarcele a los opositores en masa. Por ejemplo, en su tiempo se acusó de dictadura a los gobiernos de los generales Primo de Rivera y Perón, cuando de hecho fueron dictablandas. Las exageraciones de este tipo atemorizan a unos y llevan a otros a tomar medidas innecesariamente radicales.

Tampoco hay que cometer el error opuesto, de subestimar. Un ejemplo de este error es el que comete el eminente sociólogo político Michael Mann en su monumental
Fascism (2004), al afirmar que el franquismo no fue fascista. Llega a esta conclusión porque el franquismo no se ajusta a su definición idiosincrática de fascismo. Según Mann, “el fascismo es la búsqueda de un estatismo nacionalista [nation-statism] trascendente y purificador mediante el paramilitarismo”. Puesto que la organización paramilitar facciosa, la Falange, era pequeña, el franquismo no se ajusta a esa definición. Lo mismo se aplicaría al régimen del Mariscal Horthy en Hungría.

A mi juicio, esto sólo muestra que la definición de Mann es defectuosa, ya que el régimen franquista colmó los deseos de los super-ricos, así como los de Hitler y Mussolini, escuchó las plegarias del Papa y ejecutó a más opositores que cualquier otro régimen fascista. ¿Para qué montar una fuerte banda paramilitar de señoritos voluntarios si se dispone de casi todas las fuerzas armadas del país, de los aviones y buques de guerra alemanes, y de los llamados voluntarios italianos? El error de Mann consistió en aferrarse a una definición en lugar de empezar por una provisional, ponerla a prueba, y terminar proponiendo una definición más adecuada que la inicial. O sea, en este caso no se ajustó al método científico.

5. PROFECÍAS
La profecía es especialidad del líder religioso, del ideólogo que cree conocer las leyes de la historia, del macroeconomista ortodoxo, del político inescrupuloso y del vendedor de grasa de culebra. Es posible hacer profecías políticas correctas referentes a sociedades tradicionales, homogéneas y carentes de cuantiosos recursos naturales. Las sociedades de este tipo pueden persistir durante bastante tiempo en el mismo estado, porque no tienen divisiones que generen conflictos internos graves ni tientan a potencias extranjeras. Pero las cosas cambian radicalmente en cuanto aparecen la modernidad, la sociodiversidad pronunciada o una gran riqueza natural. Cuando esto ocurre suceden cambios imprevisibles.

La modernidad y la gran diversidad social van acompañadas de cambios sociales impredictibles. La primera favorece el cambio, por dar rienda suelta a la creatividad, la que consiste, precisamente, en inventar cosas, procesos e ideas nunca pensados antes. Y la gran diversidad social, sobre todo si consiste en desigualdades pronunciadas de acceso al poder económico, político o cultural, genera conflictos de resultado incierto. Baste recordar las grandes revoluciones sociales y los trágicos conflictos bélicos de los últimos dos siglos. Nadie predijo la Revolución Rusa, el ascenso del nazismo al poder, la gran alianza contra el Eje fascista, o la implosión del Imperio Soviético. En nuestros días, al ordenar la tercera invasión de Líbano, Ehud Olmert, primer ministro israelí, profetizó “un nuevo Medio Oriente” al terminar la operación. Treinta y tres días después, al ordenar la retirada de las tropas invasoras, que no habían hecho sino matar y destruir, confesó que su ánimo se había tornado “sombrío, humilde y pesimista”.

Pese a los fracasos sucesivos de las profecías desde los tiempos bíblicos, millones creyeron en la profecía cristiana del fin del mundo, en la marxista de la bancarrota del capitalismo y en la neoliberal de la prosperidad que causaría el libre comercio, pero que no le llegó al Tercer Mundo. Otros creyeron en la profecía del primer presidente Bush, quien en 1990 afirmó que el precio del petróleo bajaría al ganar la Guerra del Golfo. De hecho, desde entonces ese precio subió de 20 a 70 dólares por barril, debido en parte a la política exterior de su hijo.

La única región del mundo acerca de la cual me atrevo a hacer una predicción, por cierto sombría, es el llamado Medio Oriente, que en realidad es próximo. Esta ha sido una región conflictiva desde el colapso del Imperio Otomano porque flota sobre el mar de petróleo más vasto del planeta, porque el petróleo es muy codiciado por todos los países, y porque hay una sola potencia capaz de controlarlo o incluso poseerlo por la fuerza sin que le importe violar una y otra vez el derecho internacional. Por este motivo me atrevo a profetizar que el Oriente Medio seguirá siendo conflictivo, aunque se firmen docenas de tratados, mientras le quede un barril de petróleo.

Los americanos están dispuestos a sacrificar por este motivo hasta el último soldado israelí, y los reclutadores islamistas hasta el último mártir-asesino, para defender el óleo sagrado. Poderoso caballero es Don Petróleo. Si quedare duda, imagínese lo que ocurriría si Israel hubiera sido instalado en Patagonia o Amazonía en lugar de Palestina. ¿Qué interés habrían tenido los americanos en transformar a Israel en la fortaleza más potente de la región, la única dotada de armas de destrucción masiva, y la única capaz de defender el acceso de las firmas norteamericanas a ese tesoro fabuloso?

En resumen, es posible acertarla con predicciones en pequeña escala y a corto plazo, así como con predicciones referentes a recursos naturales. En cambio, no es posible acertarla con profecías sociales grandiosas. Esto se debe a que no conocemos las leyes de la historia, y ni siquiera sabemos si las hay.

6. ENGAÑOS
El día siguiente al atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001, el titular de la primera plana de
The New York Times ponía: “Los EE.UU. bajo ataque.” Esto daba la impresión de que se trataba de un nuevo Pearl Harbor: que la nación norteamericana estaba en guerra porque había sido atacada por otra potencia, la que ahora se llamaba “terrorismo”. Era la guerra contra el Terror, enemigo sin territorio ni gobierno, pero no menos temible por ello, y que exigía la movilización del pueblo: leyes de emergencia, recursos extraordinarios y, sobre todo, unión en torno al Líder del Mundo Libre, el presidente George W. Bush, electo un año antes en una elección sospechada de fraudulenta.

Esa presunta noticia fue falsa porque, por definición, guerra es conflicto armado entre dos naciones con sus respectivas fuerzas armadas, y en este caso había una sola nación, y el enemigo no era una fuerza armada sino una minúscula banda de criminales fanáticos no identificados. Es como si el gobierno español hubiera afirmado que estaba en guerra con ETA, hubiera bombardeado y ocupado el sur de Francia por albergar a etarras, y hubiera construido una prisión política para vascos sospechosos en una ex-colonia africana, para “interrogarlos” y sustraerlos a la justicia española.

Como dice George Soros en su último libro,
The Era of Fallibility, la “guerra al terror” no es sino una metáfora políticamente conveniente. Tanto, que engañó al pueblo norteamericano, recortó las libertades civiles, dividió, entonteció y desarmó a la oposición, prometió un torrente inagotable de petróleo barato, e hizo regalos colosales al puñado de empresas amigas de la Casa Blanca. Años después el mismo gran periódico admitió la falsedad de su “información” de que Irak poseía armas de destrucción masiva y había participado en el ataque del 11/09. Pero ya era demasiado tarde: ya habían sido agredidas y ocupadas dos naciones, ya habían muerto decenas de miles de civiles inocentes, ya habían sido irreversiblemente arruinadas las vidas de centenares de miles de personas, y ya habían sido reducidas a escombros centenares de hospitales, escuelas, centrales eléctricas, plantas purificadoras de agua, fábricas, puentes, y casas privadas. O sea, ya se habían cometido innumerables crímenes de guerra. Sin embargo, estas operaciones en nombre de la libertad y la democracia le ganaron a George W. Bush y su partido una nueva victoria electoral. Una vez más, la alquimia política había transmutado a comediantes y delincuentes en grandes estadistas.

El engaño político es particularmente exitoso y repugnante cuando va disfrazado de cruzada moral, cuando los líderes les dicen a sus conciudadanos: “Nosotros somos buenos, y ellos son malos, de modo que nuestra guerra con ellos es una cruzada del Bien contra del Mal”. El escéptico sabe que cada uno de nosotros es medio ángel y medio demonio, Doctor Jekyll de día y Mister Hide de noche, bueno en el hogar y malo en el trabajo o al revés. Por lo tanto, el escéptico les exige a los políticos maniqueos que le digan claramente en qué aspectos “nosotros” somos buenos y en cuáles “ellos” son malos. Puede ocurrir que no haya gran diferencia moral entre ambos bandos, y que su conflicto no sea moral sino material: que no se trate del Bien sino de bienes, tales como tierra, agua, petróleo y mercados.

Otra cruzada en que están empeñados los buenos profesionales es la libre empresa y el libre comercio, pese a que ninguno de ellos han hecho progresar a los países subdesarrollados. Los Vargas Llosa, el novelista justamente famoso y su hijo Álvaro, militan en esta cruzada. Vargas Llosa hijo ha acusado a los izquierdistas latinoamericanos de ser idiotas por persistir en el error socialista y no comprender los beneficios del llamado neoliberalismo, que no es sino la tentativa de volver al capitalismo desenfrenado del siglo XIX. Otro hijo famoso, el del padre del capitalista más poderoso del mundo, disiente. En efecto, Bill Gates declaró hace poco, en la famosa audición de Bill Moyers, que, si bien el capitalismo había sido una bendición para el primer mundo, había resultado una maldición para el tercero. El escéptico ingenuo queda en la duda: ¿cuál de los dos hijos será el idiota, Bill o Alvarito?

Finalmente, no hay engaño exitoso sin autoengaño de otros: Don Juan cuenta con el autoengaño del cornudo. Los niños que se enrolaron en la Cruzada de los Niños creyeron que se ganarían el paraíso al ir a rescatar el Santo Sepulcro de manos de los infieles; millones de ciudadanos soviéticos creyeron que estaban construyendo el “socialismo real”, cuando de hecho se estaban sacrificando por el socialismo de Estado; los mandatarios chinos siguen llamándose a sí mismos comunistas al mismo tiempo que favorecen el ensanchamiento del abismo entre ricos y pobres; y millones de norteamericanos creyeron a su presidente cuando les aseguró que la dictadura irakí poseía armas de destrucción masiva que amenazaban su derecho sagrado al petróleo ajeno.

El escéptico procurará mantener en buen estado a su detector de mentiras, para no dejarse extraviar por cantos de sirenas de afuera ni de adentro. Pero, contrariamente a Ulises, no se amarrará al mástil de su barco dejando que éste navegue a la deriva, sino que empuñará el timón para seguir buscando la verdad.

7. PAGARÉS
Todo político tiene que firmar pagarés, o sea, hacer promesas. Si es honesto, los firmará creyendo que podrá levantarlos, aun sabiendo que pueden ocurrir acontecimientos inesperados, tales como sequías prolongadas y agresiones extranjeras, que le impidan cumplir su palabra.

Lenin prometió que la combinación de poder soviético con electrificación gestaría el socialismo, pero éste nunca llegó. Hitler prometió un reino milenario, que no duró sino doce años. Durante la segunda guerra mundial Roosevelt y Churchill prometieron un mundo sin miedo, en vísperas del peor susto que sufrió la humanidad desde el año 1.000: la amenaza de guerra nuclear. Perón prometió la justicia social, la que jamás llegó. Y ahora Bush promete regalarles libertad y democracia a todos los pueblos, aunque no las quieran. No hay cómo firmar pagarés políticos para obnubilar el espíritu crítico

Ocasionalmente el político ambicioso, aunque básicamente honesto, firmará pagarés literalmente a diestra y siniestra, para obtener el apoyo de grupos políticos de idearios muy diferentes del suyo propio. Si triunfare, se encontrará con la imposibilidad de cumplir con los diestros sin ofender a los siniestros y recíprocamente. Esto le ocurrió a Arturo Frondizi, el primer presidente constitucional argentino después de la caída de Perón. No sólo no pudo levantar todos los pagarés que había firmado, sino que se topó con los tres enemigos tradicionales de la democracia latinoamericana: las fuerzas armadas, la Iglesia católica y el servicio norteamericano de espionaje.

El ciudadano con ojo escéptico intentará averiguar qué pagarés ha firmado su candidato, así como estimará la posibilidad que tiene de levantarlos. Si le parece que ha prometido demasiado a demasiada gente, se lo hará saber, para que el candidato se desligue a tiempo de algunos compromisos. Siempre es preferible conservar el capital político bien habido a malgastar el malhabido.

8. MAQUIAVELISMO
Niccolò Machiavelli fue uno de los más grandes politólogos de todos los tiempos, pero también fue un técnico siniestro de la manipulación política. Lo que hoy llamamos maquiavelismo puede resumirse en el consejo utilitarista “El fin justifica a los medios”. En otras palabras, la receta es armarse de insensibilidad moral.

Es moralmente insensible el que pasa por alto la pobreza, la violencia, la corrupción y la ignorancia, pero en cambio exige sacrificios para mayor gloria de Dios, de la patria o de un ideario. Un movimiento político es moral si y sólo si se propone sinceramente mejorar el estilo de vida de las gentes, o sea, si es democrático y progresista, porque en tal caso es prosocial. En cambio, un movimiento político es inmoral si es antisocial, o sea, si favorece los intereses de una minoría a costillas de la mayoría. Acabo de plagiar a Alexis de Tocqueville, a casi dos siglos de distancia.

Sin embargo, ¡ojo escéptico!, porque un político puede abogar de buena fe por fines morales al mismo tiempo que emplea medios inmorales para conseguirlos. Primer ejemplo: el igualitario que practica el elitismo al sostener la necesidad de una dictadura para imponer la igualdad. Segundo ejemplo: el demócrata que pretende imponer la democracia a tiros o a dólares. Tercer ejemplo: el liberal que ejerce la censura para impedir la discusión y difusión de ideas reaccionarias o socialistas.

En conclusión, el escéptico examinará no sólo las metas de un movimiento político sino también los medios que propone para alcanzarlos. De lo contrario se hará cómplice de alguna de las grandes hipocresías de nuestro tiempo: la guerra para acabar con las guerras, la dictadura para realizar la emancipación, el centralismo democrático, y la invasión para difundir la democracia. Para hacer una tortilla hay que romper huevos, pero frescos, no podridos, ni menos aun cuando están siendo empollados.

9. CRÍMENES
En política, igual que en la vida cotidiana, se cometen errores morales, o sea, acciones antisociales, que son las que benefician al actor en perjuicio de otros. Los errores morales pueden ser voluntarios o involuntarios, de comisión o de omisión. Cuando el daño consiste en la muerte de inocentes, o en la destrucción de cosas muy necesarias para otros, tales como hospitales, fuentes de energía y puentes, y el error es un crimen.

De todos los errores morales deliberados, el peor es la agresión, de cualquier tipo y a cualquier escala. Y de todas las agresiones la peor es la armada, particularmente la agresión armada en gran escala, o sea, la guerra, ya que es asesinato al por mayor. Sin embargo, sigue habiendo guerras y se sigue usando el símil bélico para nombrar campañas de distintos tipos: guerra a la droga, al crimen, al SIDA, al analfabetismo, etc. En cuanto se habla de guerra, literal o metafórica, se puede recurrir al patriotismo, ya auténtico, ya fabricado ad hoc para privar a la gente de su facultad crítica, de su juicio moral, o de su libertad.

Por todo esto es escandaloso que sean tan pocos los filósofos morales que hayan condenado la guerra; que los cursos universitarios de ética le dediquen mucha menos atención que al caso proverbial del padre que roba un pan para alimentar a sus hijos hambrientos; y que los fundamentalistas cristianos no se manifiesten contra la guerra, el crimen máximo, ni voten contra quienes la inician, en lugar de desfilar contra el aborto y el matrimonio homosexual.

Es característico de los guerreros de sillón, desde los políticos que organizaron la primera masacre mundial hasta nuestros días, el que todo lo vean en términos de victorias y derrotas, nada en términos morales. Por ejemplo, en el documental “The fog of war”, dedicado a la vida pública de Robert S. McNamara, éste confiesa haber cometido varios errores al organizar la guerra contra Vietnam en su calidad de secretario de defensa de los presidentes Kennedy y Johnson, pero rechaza categóricamente la acusación de haber cometido crímenes de guerra, pese a haber ordenado el bombardeo indiscriminado de poblaciones civiles, la fumigación con “agente naranja”, el desmantelamiento de aldeas, y muchos otros actos prohibidos explícitamente por la Convención de Ginebra y la Carta de las Naciones Unidas. Las personas normales, en cambio, sabemos que la agresión bélica es criminal y por lo tanto inmoral.

Con el pretexto de que la mejor defensa es la agresión, a menudo el agresor alega que dispara primero para defender mejor. Se habla así de guerra preventiva, se invade países enteros para aprehender a un puñado de terroristas y, con el pretexto de la seguridad, se cercenan las libertades civiles. A los ojos del escéptico, la guerra, ya auténtica, ya metafórica, es un delito que sólo conviene a unas pocas compañías y a los políticos que medran con la credulidad del ciudadano.

10. MORALEJAS ESCÉPTICAS
Terminaré enunciando un puñado colmado de moralejas escépticas.
  1. Confundir deliberadamente es estafar. No se deje estafar.
  2. Errar es humano, pero persistir en el error es estúpido o criminal. Corrija sus errores antes de que lo tomen por tonto o por canalla.
  3. En política, exagerar para cualquiera de los dos lados es peligroso. No arriesgue el pellejo subestimando, ni haga el ridículo exagerando.
  4. Las predicciones políticas son azarosas porque no conocemos leyes históricas. Desconfíe de quien le ofrezca venderle el futuro, sobre todo en cuotas de sangre.
  5. En política las palabras sirven, ya para informar, ya para engañar. No sea ingenuo: tome con pinzas y examine todo lo que le digan, y recuerde que el mentiroso mayorista suele ser premiado y recordado, ya injustamente como gran hombre, ya justamente como gran rufián.
  6. Antes de aceptar un pagaré político averigüe si el firmante es solvente y si su pasado inspira confianza.
  7. Desenmascare el maquiavelismo: contribuya a moralizar la política. A buenos fines, buenos medios.
  8. Recuerde que la agresión armada, por justificada que parezca, es un crimen. Y que este crimen se da en dos variedades: de abajo y de arriba (o terrorismo de Estado). El terrorista de abajo puede caer bajo el Código Penal, mientras que al de arriba le cabe el Código de Nüremberg. En resumen, cuando oiga la palabra ‘guerra’, desconfíe: acuda al diccionario y averigüe quién es el auténtico enemigo y cómo combatirlo sin cometer crímenes de guerra.
Metamoraleja: Desconfíe de todas las moralejas, pero no se deje paralizar por la desconfianza. La duda sacude y la crítica quiebra, pero para que haya algo que sacudir o quebrar es preciso empezar por construirlo (en inglés queda más bonito: Doubt shakes and criticism breaks: Neither makes, and making is what counts). Para que sirva, el escepticismo no debe ser una doctrina sino una fase de la investigación.

Mario Bunge

17.10.06

EL RINOCERONTE DE DURERO


Según se cuenta en un panel de la Torre de Belén (Lisboa), en el año 1513 se transportó un rinoceronte de la India (Rhinoceros unicornis) desde dicho país, en barco, hasta la capital portuguesa. Dicho animal era un regalo del Sultán Muzafar II, de Gujarat.

Como era una bestia altamente exótica en la época (de hecho, aún hoy lo es), el rey Manuel I quería ofrecerlo al papa León X en una embajada capitaneada por el célebre navegante luso Tristan da Cunha, en el año 1514. El motivo de este regalo, difícil de entender de otro modo, era que dicho papa tení­a un zoológico, en el que intentaba tener una representación de la fauna de todo el mundo, lo cual debía ser especialmente difícil y curioso en una epoca en la que Europa se abría al mundo e iba adentrándose en el conocimiento de unos nuevos medios naturales que hasta ese momento le eran desconocidos.

El problema es que, según parece, en el momento justo del desembarco del pesado animal, la nave que lo transportaba naufragó, desgraciadamente. Tras grandes trabajos, el rinoceronte, muerto, fue recuperado y disecado, dada la expectación que el mismo había provocado en toda la ciudad de Lisboa y en toda Europa, la cual iba de sorpresa en sorpresa ante los nuevos descubrimientos que iban llegando a esta esquina del llamado viejo mundo de la mano de los diferentes navegantes y viajeros portugueses, españoles o italianos, ya fueran hacia el este, hacia el oeste o hacia el sur.

Una buena descripción del rinoceronte ahogado (o un dibujo del mismo) sirvió de base a una famosa xilografía que se conserva en la actualidad en el Museo Británico (Londres, Reino Unido), realizada a partir de una plancha diseñada en el año 1515 por el célebre pintor alemán Alberto Durero, que si bien parece que nunca llegó a contemplar al animal directamente, si debió ver (obviamente) alguna representación del mismo.

¿Y porqué este rinoceronte ha sido elegido como sí­mbolo de esta reunión?

Aunque esta elección no deja de ser un juego motivado por la seducción que desde siempre ha provocado en alguno de los organizadores la figura inmortalizada por el pintor y grabador alemán -y por la curiosa historia del animal en la que se basa-, en el fondo la hemos elegido porque, al igual que la ciencia, la figura que se representa (además de la fascinación que ejerce desde hace cinco siglos) parece tremedamente poderosa, pero lo cierto es que está al borde de la extición si no tomamos entre todos las medidas adecuadas. De hecho este animal en concreto se ahogó por culpa de la torpeza humana y acabó momificado en el fondo de quien sabe que Museo.

Como se observa, sólo tenía un cuerno (la razón) para defenderse de sus problemas -y no dos como la mayoría de los mamí­feros, que emplean uno u otro según la circunstancia- (de hecho, el nombre científico del de la India así lo recoge, tal vez relacionándolo con el mito fantástico del unicornio).

Por ello sólo puede atacar de frente. De hecho, los rinocerontes africanos tienen dos, pero el segundo, algo más retrasado y pequeño, sólo sirve si funciona el primero.

Pero ese cuerno resulta de lo más temible cuando va a la carrera con el peso de todas las experiencias acumuladas por la humanidad a lo largo de muchísimo tiempo.

También puede ser terrible si avanza a ciegas, de forma acrítica, pisoteando todo lo que encuentre.

16.9.06

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El presente Blog tratará de recoger los textos (y comentarios) que se presenten a las Jornadas "El Progreso Científico y sus amenazas", que tendrán lugar en Castelldefels entre el 10 y el 11 de noviembre de 2006, así­ como los comentarios libres sobre la cuestión.